¿Por qué cuesta tanto aprender inglés?

Quienes llevan mucho tiempo dedicados a esto opinan que el nivel de inglés en España ha mejorado mucho a lo largo de los años. Y, sin embargo, tanto los datos como las percepciones parecen indicar año a año el largo camino que aún queda por recorrer: así, más de un 60 % de los profesionales españoles reconocen sentirse incómodos al hablar inglés en su trabajo, según los resultados del informe Business English 2023elaborado por Twenix sobre una muestra de 1.300 personas. Una percepción personal que alcanza tanto a los mandos intermedios (62 %) como a los directivos (60 %) y empleados (58 %). Los datos retratan especialmente a los ejecutivos: seis de cada 10 llevan aprendiendo inglés más de 10 años y cuatro, más de 20; sin embargo, son los que menos confían en tener un nivel de inglés adecuado para su puesto.

Los datos resultan, cuando menos, sorprendentes, sobre todo si se tiene en cuenta que los españoles figuran entre los que más gastan en cursos de inglés y de otros idiomas. Pero entonces, ¿por qué tanta dificultad? Para Jorge Moreno, CEO de Twenix, tiene que ver con un enfoque inadecuado: “El aprendizaje rígido basado solo en la gramática ya no funciona; debemos complementarla con lecciones prácticas de conversación sobre temas que sean de interés para el usuario (…). El diálogo ha de ganar protagonismo”. Además, sostiene, no se puede estar hablando ya de trabajo en remoto y a la vez “de clases que siguen dándose los lunes y los miércoles a las siete de la tarde”. El formato preferido por los adultos españoles (ya sean millennials o Generación Z) se asienta ya sobre tres ejes: online, flexible e individual (one to one).

Obstáculos en el aprendizaje

Muchas escuelas e institutos cuentan hoy con asistentes de idiomas nativos que se dedican a potenciar la parte más comunicativa del aprendizaje de un idioma, un aspecto importante “porque aprender a utilizar los conocimientos lingüísticos en la vida cotidiana, con conversaciones, juegos de rol y actividades interactivas, es esencial para mejorar la confianza del alumno”, explica Sylvia Johnson, responsable de metodología de Preply. En el caso de los adultos españoles, Johnson identifica varios obstáculos que interfieren con un mejor aprendizaje:

  • La gramática inglesa les resulta confusa, a pesar de que la española es, en realidad, más compleja y llena de excepciones.
  • La pronunciación del inglés es muy complicada, sobre todo por la variedad de sonidos vocálicos (12 frente a los cinco del castellano), además del ritmo y de la acentuación de las palabras.
  • Muchas veces no se trata de una falta de conocimientos, sino de un problema de confianza.
  • En el caso de los directivos y profesionales que han estudiado inglés durante años, es frecuente que se estanquen al alcanzar un nivel intermedio (B1 o B2). A partir de ahí su percepción del progreso es que es más lento, ya que alcanzar un nivel de competencias más elevado requiere un aumento significativo de tiempo y esfuerzo.
  • El sentido del ridículo y el miedo a cometer errores afecta a su disposición a participar en conversaciones e impide su progreso. Una apreciación que comparte Moreno: “Los españoles tenemos muy arraigada la cultura del error: antes de fallar mientras practicamos un idioma, algo que con mucha empatía perdonamos a cualquier extranjero que se lanza a hablarnos en castellano, preferimos callarnos”.

Y es que la sensación de incomodidad y de falta de competencia aparecen a pesar de llevar estudiando el idioma muchos años. Por eso, abordar un enfoque comunicacional resulta imprescindible, para poder poner en práctica lo que saben durante una conversación en un entorno real o simulado, ya sea en el entorno laboral, en un intercambio de idiomas o por medio de clases privadas.

Según el EF Proficiency Index, que analiza la compresión auditiva y lectora de más de dos millones de personas en 111 países, España se sitúa en el puesto 33 (nivel moderado), justo entre Francia e Italia. Pero el retrato cambia considerablemente si solo se considera el entorno europeo, donde cae hasta el puesto 25 de 35.

La edad, ¿un obstáculo?

Aprender un nuevo idioma en la edad adulta puede ser un reto mayor, pero lo cierto es que también tiene beneficios a tener en cuenta: mejora nuestra memoria, pone en forma nuestras funciones cognitivas, aumenta las perspectivas laborales y nos ayuda a sumergirnos en otras culturas y comprenderlas mejor. Sin olvidar que los adultos disfrutan de ciertas ventajas respecto a los niños, como recuerda Johnson: “Primero, porque usan más la lógica y pueden hacer las preguntas adecuadas para obtener la información que necesitan; tienen mayores niveles de motivación y compromiso; y poseen un vocabulario más amplio que les permite expresarse con más matices”.

Consejos para mejorar tu inglés

Conviene recordar una máxima importante: en los idiomas, como en cualquier otra cosa, se aprende más rápido cuando uno se divierte haciéndolo: “No sirve de nada machacarse con teoría a la que no vemos aplicación práctica o hacer intensivos en verano si luego, en el día a día, no se usa. El inglés tiene que entrar en nuestra rutina, perdiendo el miedo a equivocarnos”, anima Moreno. No se trata de convertirse en bilingües de la noche a la mañana, sino de incentivar a los alumnos a lanzarse a hablar, a equivocarse y a aprender algo nuevo cada día. “La curiosidad y el querer saber son la principal palanca para entrar de lleno en el inglés”.

Algo que no se puede olvidar, a la hora de aprender inglés, es que vivimos en un mundo tecnológico y audiovisual con numerosos recursos que pueden ayudarnos a desarrollar todas nuestras competencias lingüísticas. Herramientas tan ubicuas como, por ejemplo, las series y películas que podemos visionar en multitud de plataformas, incluso con subtítulos en inglés (algo que, sin embargo, es recomendable evitar a partir de un nivel B2, advierte Johnson); pero también escuchar música o podcasts y leer libros, prensa o revistas. La tecnología puede ser también un aliado importante, ya que la inteligencia artificial sirve para crear itinerarios formativos personalizados, materiales didácticos o realizar tareas administrativas, liberando tiempo al docente.

Los niños adquieren sus conocimientos lingüísticos de forma pasiva, sin estudiar previamente gramática, al verse constantemente rodeados por un entorno donde ese idioma es la única línea de comunicación. Por eso, si se puede, otras opciones son “una estancia en un país donde se hable la lengua; participar en un programa de estudios en el extranjero o asistir a una escuela de inmersión lingüística. Los ejecutivos y profesionales pueden, además, practicar con sus colegas de otros países en diferentes situaciones, desde una conversación trivial a la hora del café a entornos formales como reuniones de trabajo, donde el mejor consejo es participar, aunque no se esté seguro de estar hablando perfectamente”, señala Johnson.

Y en verano, ¿qué puedo hacer?

La época estival puede suponer un parón en nuestras clases de idiomas, pero, si es así, es vital no olvidar lo trabajado en los meses anteriores: dedica algo de tiempo a repasar las actividades del curso, rehácelas o practica las conversaciones. Pero el verano también puede ser un buen momento para darle un empujón al inglés, al disponer de una mayor cantidad de tiempo libre. Y si te cuesta dedicarle tiempo durante las vacaciones, todavía puedes realizar pequeños gestos que pueden ser útiles, como sugiere Johnson:

  • Cambia las preferencias de tus dispositivos, como el teléfono móvil, y configúralos en inglés.
  • Consume podcasts, audiolibros y música en inglés.
  • Cocina recetas originales de países anglosajones, desde el irlandés sheppherd’s pie al cheesecake neoyorquino: el estómago es otra forma de viajar desde la comodidad de tu cocina.
  • Lee la prensa internacional online.
  • Acude a intercambios de idiomas, en un entorno lúdico donde también socialices.
  • Juega a juegos multijugador en línea, y aprovecha para chatear con ellos en inglés.
  • Pon pegatinas en inglés al mayor número de objetos cotidianos, e involucra en ello a los más jóvenes de la casa.

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